La cultura tairona se asentó en los
departamentos de Magdalena, Guajira y Cesar, al norte de la Sierra Nevada de
Santa Marta, pertenecientes a la Región Caribe de Colombia. Una zona que
actualmente constituye uno de los parques naturales más importantes de la
nación sudamericana. Los taironas acogieron tanto las bondades que les brindó
la Sierra Nevada de Santa Marta como sus restricciones. De esta manera,
lograron una combinación que les garantizo su permanencia en la región por casi
dos mil años.
Resumen histórico de la cultura
tairona.
Los arqueólogos han precisado que la
cultura tairona se dividió en dos períodos:
Nahuange (100 – 900 D.C.).
Las primeras poblaciones taironas que
habitaron las costas de la Sierra Nevada explotaban los recursos del mar, ríos
y montes. A partir del año 200 se convirtieron en expertos artesanos en la
talla de conchas y piedras semipreciosas. En cuanto a la orfebrería,
sobresalieron las piezas martilladas en aleación de cobre con oro, llamadas
tumbaga.
Tairona (900 – 1700 D.C.).
Se destacaron por la construcción de
ciudades sobre cimientos de piedra, caminos enlozados y drenajes. Igualmente
usaron el cultivo en terrazas escalonadas, y desarrollaron la orfebrería
empleando la técnica de moldeo de la cera perdida.
En el año 1498, el conquistador
español Fernando González de Oviedo, pisó por primera vez el territorio
tairona, con quien los indígenas establecieron relaciones comerciales. Casi
treinta años más tarde, con la fundación de la ciudad de Santa Marta, la
conquista intentó tener una fuerte presencia en la zona tairona, iniciándose
una etapa de inestabilidad, caracterizada por períodos bélicos. Durante este
tiempo los taironas quemaron varias veces la ciudad de Santa Marta, uniéndose a
los piratas ingleses y franceses. De esta manera consiguieron detener el avance
de la colonización.
Así, los taironas permanecieron
indomables por 75 años, no aceptando renunciar a sus costumbres, lenguaje y
sobre todo a sus creencias religiosas. Pero en 1600, la conquista inició una
persecución contra los caciques, quienes al ser capturados, fueron degollados y
mutilados. Los sobrevivientes escaparon a las partes altas de la sierra,
originando la civilización kogui, que permanece hasta la actualidad.
Organización sociopolítica de la
cultura tairona.
En la cultura tairona la estructura
administrativa estaba organizada por unidades políticas que ejercían el poder
en las diferentes tribus de la sierra. Aunque cada población era independiente
y gobernada por un cacique con pocas atribuciones divinas.
Conforme a ello la sociedad se
jerarquizaba de la siguiente forma:
Sacerdotes o naomas: siendo los más
respetados a pesar de no tener autoridad ejecutiva, ejercían las funciones en
los centros ceremoniales de realizar cada luna nueva los rituales para honrar a
las deidades. Sus consejos y palabras influían notablemente en las decisiones
que regían la vida de la cultura tairona.
Caciques: cumplían dentro de los
límites de la ciudad, las funciones ceremoniales, ejecutivas y judiciales.
Guerreros o manicatos: se encargaban
de mantener la paz interna en la tribu y de defenderla de posibles agresiones
enemigas. Usaban como distintivo una gran cola colgada de la cintura hacia la
parte de atrás, además flechas con puntas envenenadas.
Pueblo: formado por los aborígenes
con diferentes oficios como agricultores, artesanos y mercaderes.
Otras características eran que cada
tribu poseía una casa ceremonial que servía de depósito de alimentos y
utensilios. Cuando un indígena moría, la mayor parte de las pertenencias
pasaban al cacique y en menor medida a la familia. Practicaban la antropofagia
con los fallecidos más valientes de la tribu, que consistía en beber las grasas
que el cuerpo desprendía cuando eran cremados. Aceptaban la poligamia en el
matrimonio y la homosexualidad.
La actividad económica de la cultura
tairona.
Económicamente la cultura tairona se
basaba en la agricultura, para ello aprovecharon las diferentes temperaturas de
los terrenos, también aplicaron la irrigación artificial de los suelos a través
de canales que se surtían de los ríos. Así, cultivaron maíz, auyama, frijol,
ají, yuca, guanábana, piña, guayaba y aguacate. Además de ello, la pesca
constituía otra actividad frecuente junto a la explotación de sal que obtenían
del mar. Otro oficio que desarrollaron con gran abundancia fue la apicultura,
de donde extraían la miel de abejas.
Practicaban el trueque entre las
tribus, por ejemplo, los de la costa cambiaban pescado y sal por mantas y oro a
los de la sierra. También la orfebrería y la bisutería de oro con piedras
semipreciosas sirvieron para realizar intercambios con culturas como los
muiscas.
Las creencias de la cultura tairona.
De acuerdo a las investigaciones, la
cultura tairona le rendía culto a las estrellas, asignándoles un género
biológico e incluso suponiendo en ellas relaciones sexuales. Por ello
comúnmente como ritual practicaban la homosexualidad en los templos, bajo el
consumo de sustancias vegetales psicotrópicas. En las ceremonias eran
depositadas piedras talladas con símbolos fálicos con el propósito de obtener
fertilidad o curación de enfermedades.
Las ceremonias eran especie de
romerías, donde los indígenas acudían a los templos a solicitar la ayuda de los
dioses. En ellos, el naoma dotado de divinidad, adivinaba las instrucciones a
seguir de acuerdo al vuelo de las aves.
Existía la creencia de la vida
después de la muerte, por ello los indígenas se comunicaban con sus difuntos a
través del naoma, quien dirigía la ceremonia. Los entierros se realizaban en
pozos poco profundos con una cámara lateral, en algunos casos usaban urnas
funerarias o cremación.
Entre los principales dioses de la
cultura tairona se encuentran:
Gauteovan, quien representaba la
madre del universo y todas las cosas, creadora del sol y de los espíritus que
causaban enfermedades.
Peico, un dios llegado del mar que
enseño a los taironas a trabajar el oro, la piedra, la tierra y el tejido,
adicionalmente se comunicaba con el naoma.
El universo tairona estaba formado
por estratos horizontales con la Sierra Nevada en el centro. Eran los naomas
quienes observaban el orden cósmico y formulaban los calendarios agrícolas y
ceremoniales desde los templos. Estos estaban situados en las partes altas de
la sierra, existiendo caminos empedrados para llegar a ellos. Teyuna,
constituyó el principal centro ceremonial tairona, mejor conocida como la
Ciudad Perdida, aparte de su función urbana y comercial.
Comentarios
Publicar un comentario